
Alcoholismo en mujeres
"Quise ahogar mis penas en el licor, pero aprendieron a nadar”.
Puede que lo dijera Frida Kahlo o puede que no, pero da igual. Porque esa frase, os lo digo en serio, refleja lo que muchas mujeres sienten cuando se enfrentan al alcohol.
No se trata solo de una copa para desconectar. Muchas veces, es el intento desesperado de tapar una herida que no deja de sangrar.
El alcoholismo en mujeres sigue siendo un tema del que se habla poco, mal o con prejuicios.
Aunque las cifras no paran de subir, todavía muchas lo ocultan por miedo a ser juzgadas.
Y no es ninguna tontería: las consecuencias físicas, mentales y sociales son brutales. Pero lo peor es el silencio, la vergüenza, la soledad. Y eso, amigos, mata más que la propia sustancia.
Este artículo no va de daros la chapa. Va de abrir los ojos, hablar claro y daros herramientas reales. Porque sí, hay salida. Y sí, estáis mucho mejor sin. Ya veréis por qué.
¿Por qué las mujeres beben? Motivos invisibles que arrastran desde siglos atrás
Beber no es nuevo. Ya en tiempos aztecas se permitía a las mujeres ancianas beber pulque en ceremonias.
Pero lo que cambió con los siglos es la censura social: una mujer borracha era (y sigue siendo) vista como “indecente”.
En el siglo XIX, según registros del hospital de San Hipólito, había miles de personas tratadas por demencia alcohólica… pero cero mujeres en los papeles. ¿No había? ¿O simplemente las ocultaban?
Hoy, muchas mujeres siguen ocultando su consumo.
¿Por qué? Porque beber como una vía de escape es más común de lo que creéis. En estudios recientes, las principales razones que dan son:
Soledad y tristeza
Rupturas o relaciones tóxicas
Violencia doméstica
Recuerdos de una infancia dura
Ansiedad y depresión
“Las mujeres bebían por estar contrariadas, sujetas a continuos sufrimientos, por reyertas conyugales… y por la creencia de que la bebida hace olvidar o disminuir los síntomas morales”.
Lo dijo una investigadora hablando del siglo XIX. Y suena exactamente a lo que vemos hoy.
Diferencias entre hombres y mujeres ante el alcohol: el cuerpo no engaña
Vamos a ponernos un poco técnicos sin perder el hilo. El alcohol afecta de forma distinta a hombres y mujeres. ¿Por qué? Básicamente porque nuestros cuerpos son distintos:
Las mujeres tienen más grasa y menos agua en el cuerpo
La enzima alcohol deshidrogenasa, que ayuda a procesar el alcohol, está en menor cantidad
Resultado: las mujeres se emborrachan antes y sufren más daños con menos cantidad
Imagínate una chavala de 50 kilos bebiendo lo mismo que un tío de 80. Pues eso: desventaja biológica total.
Además, los efectos dañinos aparecen antes en las mujeres: cirrosis, enfermedades del hígado, problemas cardíacos, e incluso más riesgo de cáncer de mama con solo una copa al día. Sí, lo has leído bien: una.
Y no, el hígado no distingue entre cerveza “light” o whisky de etiqueta negra. Como se suele decir: al hígado le da igual si es cerveza, ron o tequila. Se lo traga todo.
Lo mejor que puedes hacer por tu salud es comenzar un plan para dejar la cerveza, el vino y cualquier alcohol.
Consecuencias del alcohol en la salud femenina: lo que nadie te cuenta
Vale, hablemos claro. El alcohol, a largo plazo, destroza. Pero en las mujeres, ese proceso es aún más rápido y agresivo.
A nivel físico:
Mayor riesgo de cirrosis hepática (el hígado no perdona)
Problemas cardiovasculares
Cáncer de mama: por cada copa al día, el riesgo sube un 10%
Mayor probabilidad de osteoporosis y fracturas
A nivel psicológico:
Relación directa con depresión y trastornos de ansiedad
Aparición más frecuente de ideación suicida
Mayor riesgo de bulimia y trastornos alimentarios
Trastornos inducidos directamente por el alcohol (delirios, psicosis, dependencia total)
Y lo que más duele: muchas no lo dicen, no lo piden, se callan por vergüenza.
Porque ser mujer y beber está mal visto. Porque sienten que están fallando como madres, como esposas, como hijas.
Pero no están fallando. Están sufriendo.
Alcohol y salud mental en mujeres: depresión, ansiedad y la espiral del consumo
¿El alcohol causa depresión o la depresión lleva a beber? Pues ambas. Es un bucle de los chungos, y muchas no logran salir.
Los datos hablan solos: casi el 50% de las mujeres con dependencia alcohólica ha tenido o tiene depresión mayor.
Y muchas veces, la bebida llega antes que los 15 años. Ahí ya empieza el declive emocional, aunque desde fuera parezca que todo va bien.
El alcohol desinhibe, pero también potencia los pensamientos oscuros.
Las probabilidades de intento suicida se multiplican, sobre todo en jóvenes que usan la bebida como escape o impulso.
Además, se ha comprobado la conexión con:
Trastorno de estrés postraumático (muchas son víctimas de abuso)
Conductas autodestructivas
Consumo combinado con otras drogas
Esto no va solo de copas. Va de dolor emocional. Va de heridas sin curar.
Jóvenes y alcohol: cuando el peligro empieza con una copa a los 12 años
Sí, habéis leído bien: 12 años. Esa es la edad media en que muchas chicas en España y América Latina prueban el alcohol por primera vez.
Y no hablamos de probarlo una vez. Hablamos de empezar a normalizar el consumo, de usarlo para encajar, para seducir, para aliviar, para "madurar".
Las encuestas muestran algo flipante: las adolescentes tienen un porcentaje de dependencia mayor que las adultas.
Y hay más: las botellas ahora se diseñan “para ellas”: botellitas rosas, etiquetas "light", sabor afrutado… Todo pensado para que parezca inocente.
Y mientras, en las redes sociales, el alcohol aparece como algo cool. Pero lo que no se ve son:
Los vómitos escondidos en baños de discoteca
Las agresiones sexuales tras una noche de borrachera
El vacío existencial al día siguiente
El riesgo, chavales, es real. Y cada vez empieza antes.
Embarazo y alcohol: lo que bebes tú, lo sufre tu bebé
No hay una gota segura. Ni una. El alcohol atraviesa la placenta y llega directo al bebé. Y aunque muchas lo saben, siguen consumiendo por presión, por falta de información o por pura dependencia.
El resultado: síndrome alcohólico fetal, bajo peso al nacer, malformaciones, problemas neurológicos… y sí, todo eso es para toda la vida.
En un estudio real, el 45% de mujeres con adicción seguían bebiendo durante el embarazo.
Algunas creían que la cerveza “ayudaba a subir la leche”. Otras simplemente no podían dejarlo.
Lo repito: ni una gota durante el embarazo. No hay excusas. El precio es demasiado alto.
Estigma, vergüenza y soledad: los mayores enemigos para pedir ayuda
Aquí está el verdadero muro: el estigma. Porque una mujer alcohólica sigue siendo más juzgada que un hombre. Y por eso muchas no buscan tratamiento.
Lo que pasa es esto:
Solo una de cada tres mujeres que necesita ayuda, la busca
Las que van, muchas veces lo hacen solas. “Cuando acude un hombre, llega con su madre, su pareja, su hija… Con todo un séquito. La mujer va sola.”
Sienten que están fallando a todos: a sus hijos, a su pareja, a sus padres
Tienen miedo a perder la custodia de los niños, o a ser señaladas como “malas madres”
Y así pasan los años. Hasta que revientan. Hasta que acaban en urgencias o en una comisaría. O peor.
Tratamiento del alcoholismo en mujeres: qué opciones reales hay
La buena noticia: sí hay salida. Pero hay que empezar por quitar la culpa del medio. Porque esto no va de moral, va de salud.
Los tratamientos más eficaces combinan:
Terapia psicológica (individual y de grupo)
Abordaje médico si hay dependencia física
Y lo más importante: un entorno libre de juicio. Porque sin confianza, no hay avance.
Cómo dar el primer paso para salir del alcohol: ayuda real aquí
Si te has sentido identificada con todo esto, o conoces a alguien que lo esté pasando mal, hay algo que tienes que saber: no estás sola. Y no, no eres débil. Al contrario, estar leyendo esto ya demuestra fuerza.
El primer paso no tiene que ser perfecto. Solo tiene que ser sincero.
Si no sabes por dónde empezar, visita nuestros servicios.
Nos enorgullecemos de tener un gran equipo de trabajo con mujeres profesionales que son top en España en el tratamiento de adicciones.
Y por ofrece sesiones de terapia del mas alto estándar.
Porque, lo creas o no, estáis mucho mejor sin. Sin alcohol, sin culpa, sin miedo.