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¿Cómo puedo salir de mi adicción a las drogas?

La adicción no es solo el consumo repetido de una sustancia. Es un trastorno que afecta el cerebro y el comportamiento. 

Uno de los mayores obstáculos es la negación. La persona adicta suele justificar su consumo, minimizar sus efectos o creer que puede dejarlo cuando quiera. Sin embargo, la realidad es distinta.

La adicción modifica los circuitos de recompensa del cerebro, afectando la producción de dopamina y generando un vacío difícil de llenar sin la sustancia.

El psiquiatra español José Piedrabuena señala que la adicción no es solo dependencia a una droga, es un problema existencial para el enfermo, es una lucha constante entre las drogas, sus deseos y la muerte.

Aceptar la enfermedad es el primer paso hacia la recuperación.

 

Salir de la adicción: Primeros pasos hacia la recuperación

Cada persona tiene su propio proceso, pero hay algunos pasos fundamentales que han demostrado ser efectivos en el camino de la recuperación:

1. Reconocer el problema y pedir ayuda

Decir en voz alta “tengo un problema” es un acto de valentía. Muchas personas logran dar este paso en grupos de apoyo, con terapeutas o incluso con familiares.

 En palabras de Toni Zenet, quien superó su adicción al alcohol, la humildad y la aceptación son claves: “Decir tu nombre y tu condición es el inicio de la sanación.”

No se trata de fuerza de voluntad. La adicción es un problema que pocas veces se puede afrontar en soledad. Pedir ayuda profesional y rodearse de personas que comprendan la enfermedad es fundamental.

2. Buscar tratamiento adecuado

Existen diferentes enfoques para el tratamiento de la adicción. Elegir el adecuado depende de la gravedad del consumo, el tipo de sustancia y las circunstancias personales.

3. Afrontar el vacío emocional

La adicción muchas veces es un síntoma de un malestar más profundo. Viktor Frankl, psiquiatra y sobreviviente del Holocausto, hablaba de la “frustración existencial” como una de las principales causas de sufrimiento.

Cuando la droga desaparece, queda un vacío. Por eso, uno de los mayores retos es aprender a vivir sin la sustancia y encontrar nuevas formas de darle sentido a la vida.

 

Es necesario reconstruir una identidad libre de la adicción. Para esto, se recomienda:

  • Explorar nuevas actividades y pasatiempos que generen satisfacción.
     
  • Construir relaciones sanas con personas que apoyen el proceso de recuperación.
     
  • Desarrollar hábitos que fortalezcan el bienestar físico y mental, como la meditación, el ejercicio o la escritura.

Zenet lo describe como un proceso de transformación interna. No se trata solo de dejar de consumir, sino de aprender a vivir de otra manera.

 

El riesgo de recaídas y cómo enfrentarlas

La recaída no significa que el tratamiento haya fallado. La adicción es una enfermedad crónica, y muchas personas experimentan recaídas antes de lograr una recuperación estable.

Para reducir el riesgo, es clave identificar las situaciones que pueden desencadenar el consumo y desarrollar estrategias para afrontarlas:

  • Evitar entornos y personas que inciten al consumo.
     
  • Reconocer las señales de alerta emocional. La ansiedad, el estrés o la sensación de vacío pueden ser detonantes.
     
  • Buscar apoyo inmediato. En momentos de crisis, hablar con un terapeuta, un amigo de confianza o un grupo de apoyo puede hacer la diferencia.
     
  • El proceso de recuperación no es perfecto. Habrá días difíciles, pero cada esfuerzo suma.

 

Un camino de valentía y transformación

Salir de la adicción es posible, pero requiere compromiso, apoyo y trabajo personal. No hay una solución mágica ni un método infalible. Cada persona encuentra su propio camino, pero todas tienen algo en común: la decisión de cambiar.

Como decía Hipócrates: “Si quieres sanar, primero debes estar dispuesto a abandonar aquello que te enferma.”

La recuperación es más que dejar las drogas. Es reconstruir la vida, aprender a lidiar con las emociones y descubrir una nueva forma de estar en el mundo. 

Es un proceso difícil, pero también una oportunidad de renacer.

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