
Consecuencias legales del consumo de drogas en España
Muchos aún creen que, en España, el consumo de drogas es legal si lo haces en tu casa y no molestas a nadie.
Pero la realidad es bastante más compleja de lo que parece.
Aunque sí, es cierto que el consumo privado de drogas no está penalizado penalmente, eso no significa que no tenga consecuencias legales. Lo que no está prohibido, tampoco quiere decir que esté bien visto, ni que no haya multas o movidas.
En espacios públicos, por ejemplo, el simple hecho de llevar encima una cantidad pequeña de droga puede ser motivo de multa, y según dónde estés o qué lleves, la cosa puede escalar muy rápido.
No hace falta estar traficando para meterte en un lío.
Y aquí viene lo más jodido: la Ley de Seguridad Ciudadana, también conocida como Ley Mordaza, permite imponer multas de entre 601 y 30.000 euros por posesión o consumo en lugares públicos, sin necesidad de que estés vendiendo o causando problemas.
Así, tal cual. Vas con un porro en la playa o una raya en el bolsillo en una fiesta, y te puede caer una de las gordas.
La delgada línea entre consumo y delito
¿Dónde está la línea entre "me lo estoy fumando yo tranquilamente" y "me pueden empapelar por tráfico"? Esa línea no está tan clara como nos gustaría.
La ley no dice exactamente cuántos gramos te convierten en traficante, pero hay ciertos baremos que se usan como referencia.
Por ejemplo, si llevas una cantidad que supera lo que se considera para consumo propio (que varía según la sustancia), te pueden acusar de delito contra la salud pública, aunque tú digas que es todo para ti.
Y ojo, porque no solo se tiene en cuenta la cantidad, también cómo lo llevas, si llevas básculas, bolsitas, dinero suelto... Vamos, que si das el perfil de estar vendiendo, aunque no lo estés haciendo, puedes acabar en el juzgado.
En más de un caso, hay chavales que van a un festival con bolsitas para ellos y sus colegas, y acaban con una denuncia por tráfico. Y una vez estás dentro del sistema judicial, aunque luego no prospere, el susto y el coste no te lo quita nadie.
Multas, sanciones y la famosa "Ley Mordaza"
Vale, ya hemos hablado un poco de la Ley Mordaza, pero vamos a pararnos un momento a ver cómo te puede afectar en el día a día.
Esta ley permite que la policía te multe directamente sin pasar por un juez, solo con el acta del agente. Si te pillan consumiendo marihuana en la calle, en un parque, en un coche aparcado o incluso en la playa, te pueden levantar una sanción administrativa que empieza en 601 euros, y si hay agravantes (reincidencia, resistencia, mal rollo), puede subir hasta los 30.000. Sí, como lo lees.
Y lo peor de todo es que da igual que seas consumidor habitual, que no molestes, o que lo lleves para ti solo. Si es en espacio público, multa al canto.
Y luego está el tema del registro de antecedentes administrativos.
Estas sanciones no aparecen como delitos, pero si acumulas varias, pueden condicionarte para trabajos públicos, oposiciones o incluso renovar el permiso de residencia si eres extranjero.
Muchos no lo saben, pero el sistema no olvida.
Tráfico, cultivo y otros delitos más serios
Aquí ya entramos en territorio peligroso. El tráfico de drogas es delito penal en España, sin importar la cantidad.
Si la policía considera que llevas drogas con intención de vender (por cómo lo llevas, lo que llevas, etc.), te pueden acusar de delito contra la salud pública, que lleva penas de cárcel de 1 a 6 años como mínimo, y más si hay agravantes.
Aquí ya no hablamos de multas: hablamos de juicios, abogados, antecedentes penales y hasta prisión. Y como tengas antecedentes previos o estés en libertad condicional por otra cosa, se te puede complicar el panorama de verdad.
El papel de la adicción en los problemas legales
Una cosa que no se habla casi nunca es cómo la adicción al consumo termina derivando en situaciones legales cada vez más frecuentes y graves.
La persona que está enganchada no se da cuenta, pero acaba normalizando conductas que son ilegales: consumir en la calle, comprar cada pocos días, moverse con cantidades pequeñas pero constantes, estar siempre en ambientes donde hay movidas… y eso al final genera una exposición constante a ser pillado.
Además, la adicción lleva a veces a necesidades económicas que derivan en pequeños trapicheos, robos o incluso compartir dosis, y eso ya cruza la línea delictiva. Muchos consumidores no se consideran delincuentes, pero desde el punto de vista de la ley, lo que hacen sí lo es.
Y luego está el desgaste: multas acumuladas que no se pagan, visitas constantes a comisaría, antecedentes que se van sumando. El sistema no tiene en cuenta si estás enfermo, si estás enganchado o si lo estás pasando mal. Simplemente te sanciona.
Esto es lo que mucha gente no ve. La adicción no solo te jode la salud: te mete de lleno en el sistema legal, y salir de ahí no es tan fácil como dejar de consumir.
Menores y drogas: lo que muchos padres no saben
En el caso de los menores, la cosa es aún más delicada. Aunque los menores de edad no pueden ser procesados penalmente como adultos, eso no significa que no haya consecuencias.
Cuando un menor es pillado con drogas, se avisa a los padres, se levanta acta, se comunica a servicios sociales, y en algunos casos se activa un protocolo de seguimiento. En centros escolares o espacios juveniles, puede haber medidas disciplinarias graves.
Y lo más preocupante es que, si el menor reincide o se considera que hay un consumo habitual, los servicios sociales pueden abrir un expediente, lo cual puede afectar a la patria potestad o llevar a medidas de protección si se considera que el entorno no es adecuado.
Muchos padres piensan que "es solo un porro" o que "todos los chavales lo hacen". Pero el sistema lo toma muy en serio, sobre todo si hay señales de consumo problemático.
Conclusión
La gente tiene una idea muy relajada sobre las drogas en España.
Se piensa que no pasa nada, que mientras no vendas o no montes escándalo, puedes hacer lo que quieras. Pero la realidad es muy distinta.
La ley está diseñada para castigar, no para comprender. No distingue entre quien consume un día suelto y quien tiene un problema de adicción. Si te pillan, te sancionan. Y si reincides, te pueden procesar.
El consumo de drogas no solo tiene consecuencias sobre tu salud o tu vida social, también puede dejarte con antecedentes, multas impagables y un historial que te persigue años después.
No hay que ser traficante para acabar con problemas legales serios.
Y, lo más importante: la adicción te vuelve vulnerable ante un sistema que no tiene piedad. No entiende de contextos ni de dramas personales. Simplemente te castiga.