Volver a: Inicio > Noticias

Enfrentando la adicción en hijos adolescentes

Nadie se imagina pasar por esto. Tener un hijo adolescente y darte cuenta de que está enganchado a las drogas no es algo para lo que nadie esté preparado. 

De repente te ves buscando información en internet, leyendo artículos que hablan de síntomas, tratamientos y terapias... Pero lo que necesitas de verdad es alguien que entienda el dolor que llevas dentro.

Porque lo primero que ocurre es una bofetada emocional. 

No sabes si es culpa tuya, si ha sido una mala influencia, si podías haber hecho algo diferente. Empiezas a recordar momentos, señales que quizás ignoraste. Te invade una mezcla de rabia, impotencia y miedo. Miedo real, del que te quita el sueño.

"Cuando me llama una madre, yo empatizo mucho con el sufrimiento de esa persona. Nadie nos enseña qué es esto ni cómo debemos hacerlo." Esa frase me marcó. Porque es así. No hay un manual para esto.

Lo que hay es un caos emocional donde sientes que pierdes a tu hijo día a día.

Y lo más jodido es que mientras tú te estás derrumbando por dentro, él sigue con su vida, como si nada. O peor, te mira sin reconocerte, como si fueras una molestia. Y eso duele como mil puñaladas.

 

Cómo detectar si tu hijo adolescente está enganchado

Muchas veces no queremos ver lo evidente. Pensamos que son cosas de la edad, que está rebelde, que es una etapa. Pero hay señales que no se deben ignorar. Y cuanto antes actúes, mejor.

Las señales más comunes incluyen:

  • Cambios bruscos de humor: pasan de estar alegres a violentos en segundos.
     

  • Ojos rojos, pupilas dilatadas o demasiado contraídas.
     

  • Aislamiento: se encierran en su cuarto, no quieren hablar.
     

  • Descenso en el rendimiento escolar.
     

  • Cambio de amistades repentino.
     

  • Mentiras constantes o desapariciones sin explicación.

Y luego están las señales más duras: que desaparezca dinero en casa, que robe, que le pilles con sustancias. 

Cuando eso pasa, ya no hay dudas. Pero incluso antes, el instinto te lo dice. Sabes que algo no va bien.

"Es muy duro ver a tu hijo que se está deteriorando, y tú que le miras y no sabe lo que le estás diciendo." Esa es la realidad. Estás hablando con alguien que ya no es él. Y eso es demoledor.

No esperéis a que el problema sea enorme. Si tenéis sospechas, empezad a actuar ya. Hablad con él, aunque os cierre la puerta. No dejéis pasar el tiempo.

 

La reacción inicial: lo que solemos hacer… y lo que no funciona

Aquí es donde la mayoría de nosotros fallamos. Porque el primer impulso, el más natural, es proteger. "Voy a cuidar de mi hijo, porque si no lo cuido yo, ¿Quién lo va a hacer?" Y ahí empieza el gran error.

Le haces la cama, le lavas la ropa, le das de comer aunque esté colocado, le das dinero "para que no robe"... Y así, sin quererlo, estás alimentando la adicción. 

No ayudas. La estás sosteniendo.

"Nos quedamos como hacemos las madres cuando no sabemos: voy a cuidar a mi hijo. Pero así no lo ayudas a salir."

Y cuesta un mundo verlo. Porque para nosotros el amor es proteger. Pero en este caso, amar es poner límites. Amar es decir "se acabó". Aunque te parta el alma.

También es común caer en el chantaje emocional. "¿Por qué nos haces esto?", "¿No te das cuenta del daño que causas?" Y la realidad es que no. No lo ven. No pueden. Están atrapados, ellos no controlan su adicción.

Por eso es fundamental romper ese ciclo cuanto antes. Dejar de hacer lo que no funciona y buscar otra forma de actuar. Una que de verdad le ayude.

 

Establecer límites: el acto de amor más duro

Esta parte es la más dolorosa. Porque poner límites a un hijo que está enganchado no es como castigarle por suspender. Es decirle: no te voy a dar más dinero, no te voy a lavar la ropa, no vas a dormir en esta casa si sigues así. Y eso... eso te rompe.

Pero es necesario.

"Crees que lo estás ayudando, pero no le estás ayudando. Le ayudas cuando dices: se ha acabado, a la calle, no te voy a cocinar más, no te voy a dar más dinero. Es ahí cuando de verdad le ayudas."

Y claro que da miedo. Miedo a que se vaya, a que le pase algo. Pero sabéis qué es más peligroso: seguir manteniendo la situación como está.

Poner límites no significa abandonarle. Significa obligarle a enfrentarse a las consecuencias de sus actos. Y muchas veces, ese choque con la realidad es el primer paso hacia la recuperación.

Hay que hacerlo con firmeza, con amor, pero sin titubeos. Y si podéis, buscad apoyo profesional para hacerlo acompañados.

 

Cómo ayudar sin sostener la adicción

Aquí está el equilibrio difícil. Porque no se trata de desentenderse, sino de ayudar de forma útil. Y eso implica:

  • Informarse bien: leer, acudir a expertos, hablar con otros padres que hayan pasado por esto.

  • No alimentar la dependencia: nada de dinero fácil, nada de excusas.

  • Ser claro y coherente: las normas se cumplen, las consecuencias se aplican.

  • Buscar espacios de diálogo: sin reproches, sin gritos.

  • Acompañarle en el proceso de recuperación si se compromete.

También ayuda mucho tener un plan. Saber qué vais a hacer si recae, si se niega a recibir ayuda, si vuelve a mentir. No improviséis. La adicción es manipuladora. Si os pilla sin rumbo, os arrastra con ella.

Por eso muchos padres acaban contactando con especialistas. En MuchoMejorSin.com ofrecemos acompañamiento profesional para familias que están viviendo esto. 

No estáis solos. Y contar con alguien que ya ha pasado por ahí puede marcar la diferencia. Pero siempre es mejor enfrentar el problema en el momento, ya que mientras más tiempo pase, mayores seran la consecuencias y mas irreversible el problema.

 

Buscar ayuda profesional: no vais a poder solos

Este punto es clave. Porque aunque queráis con todas vuestras fuerzas, la mayoría de las veces no se puede salir de esto sin ayuda externa.

La adicción es una enfermedad. Y como cualquier enfermedad, necesita tratamiento. 

Terapeutas, centros de desintoxicación, programas de recuperación para adolescentes, terapia familiar... Hay muchas opciones, y no todas sirven para todos. Por eso es importante asesorarse bien.

Además, como padres, también necesitáis apoyo. Porque esto os destroza por dentro. Y si no os cuidáis, acabáis cayendo también.

Buscad centros especializados. Buscad asociaciones. Haced terapia si hace falta. Lo importante es no enfrentarse a esto en solitario.

 

¿Qué papel juega la familia en la recuperación?

Fundamental. Es verdad que el adolescente tiene que tomar decisiones, que tiene que querer cambiar. Pero la familia puede ser el sostén o el ancla.

Lo que hacéis, lo que decís, cómo reaccionáis... Todo cuenta. Por eso hay que estar alineados. Si uno cede y otro aprieta, no funciona. Si uno le apoya y otro le insulta, el conflicto aumenta.

También es vital reconstruir el vínculo. Porque durante la adicción se destruye la confianza, se rompe la comunicación. Y para recuperarse, hay que volver a conectar.

Esto lleva tiempo. Mucho. Pero es posible. Y os aseguro que cuando ves a tu hijo volver a mirarte con claridad, cuando vuelve a reírse contigo, cuando vuelve a ser él… todo el esfuerzo cobra sentido.

 

El camino es largo, pero hay salida

Nadie sale de una adicción de un día para otro. Habrá avances y retrocesos. Habrá recaídas. Habrá días en los que quieras tirar la toalla. Pero hay salida. Y no estáis solos.

Lo importante es no rendirse. 

No caer en la desesperación. 

Seguir insistiendo. Porque incluso cuando parece que no os escucha, os oye. Incluso cuando parece que no le importa, le importa. Y vuestra constancia puede ser la diferencia entre que salga o que se hunda.

He visto casos imposibles salir adelante. Hijos que estaban en la calle, robando, autodestruyéndose... y que hoy están limpios, estudiando, trabajando, viviendo. 

Y eso empieza siempre igual: con unos padres que dicen basta y empiezan a actuar de verdad.

 

Recursos útiles y dónde pedir ayuda

Si estás leyendo esto, probablemente estás viviendo una situación difícil. Pero ya has dado el primer paso: buscar información. Ahora, toca actuar.

En nuestra ofrecemos nuestro programa de terapias: 

  • MuchoMejorSin.com: orientación profesional para familias con hijos en adicción. Os ayudamos a diseñar un plan, a poner límites, a recuperar el control.


Este artículo no es solo para informar. Es para que actuéis. Porque sí, es posible que vuestro hijo salga de esto. Pero necesita que vosotros seáis parte de la solución, no del problema.

Y si no sabéis por dónde empezar, buscad ayuda. 

En MuchoMejorSin.com estamos para eso. No estáis solos. Y sí, hay esperanza.