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¿Las drogas ponen en riesgo la vida de las personas?

Hablar de drogas es hablar de peligro. No importa la edad, el contexto o la sustancia, siempre hay consecuencias.

Pero no todas las personas enfrentan el mismo tipo de riesgo. Un adolescente que prueba la marihuana por primera vez no está en la misma situación que un adulto que lleva años dependiendo de los opioides recetados o un anciano que mezcla medicamentos sin control.

Es fácil caer en la trampa de pensar que los adolescentes son el grupo más vulnerable, y aunque es cierto que el daño en su cerebro en desarrollo es enorme, es solamente aplicar un poco de lógica para darte cuenta que no es así.

Acaso no son los adultos de mediana edad los que mas dinero tienen y mas propenso son de gastar mucho dinero en drogas? ojo, no es que el riesgo no existe, un joven puede desarrollar una adicción terrible, pero sus capacidades materiales son mucho menores.

Desde la infancia hasta la vejez, el consumo de sustancias puede tiene efectos devastadores.

 

Niñez y adolescencia: el mayor peligro

Cuando se habla de drogas y juventud, hay una realidad difícil de ignorar: entre más temprano se inicia el consumo, mayor es el riesgo de adicción y más terrible las consecuencias, la droga en niños es de las mas terribles porque se relaciona a entornos violentos, a desarrollo de adicciones inducidas por adultos para abusar de ellos o un núcleo familiar destruido.

La marihuana, el alcohol, los estimulantes son los principales riesgos, ya que son drogas de acceso más asequible para ellos y con efectos que los hacen repetir una y otra vez las dosis.

Los riesgos son muchos, hay un vínculo directo entre el abuso de drogas en jóvenes y enfermedades mentales como la ansiedad, la depresión o incluso la esquizofrenia. En algunos casos, la droga es un escape para problemas emocionales preexistentes; en otros, es el desencadenante de esos trastornos.

Los adolescentes que consumen drogas también enfrentan más riesgos físicos e inmediatos: sobredosis accidentales, intoxicaciones, alteraciones del ritmo cardíaco, desmayos y accidentes por pérdida de control. Además, en el caso de drogas inyectables, el riesgo de infecciones como VIH y hepatitis es real.

 

Adultos jóvenes: cuando el riesgo se disfraza de diversión

Los veinte son una etapa de exploración, de probar, de salir, de experimentar. Y muchas veces, el consumo de drogas entra en ese paquete.

En esta edad, la mayoría ya ha probado el alcohol y algunos han experimentado con otras sustancias. Aquí es donde aparecen las drogas de fiesta: cocaína, MDMA, LSD, ketamina

Son drogas que se asocian con momentos de diversión, pero que pueden marcar el inicio de una adicción a largo plazo.

El problema es que el consumo en esta etapa es normalizado. No se ve como algo peligroso, sino como parte de la experiencia, con esto nos venden tratamientos como el ayahuasca medicinal y otras trampas que pueden llevar a adicción a drogas.

Esta etapa es compleja porque el cerebro, sigue en desarrollo, pero la sociedad obliga a la independencia de los adultos jóvenes y si no hay una base familiar solida y un circulo de apoyo real, se puede caer muy fácilmente en las drogas, sobre todo en alcohol y drogas mas duras.

Otro punto crítico en este grupo es la facilidad con la que las drogas se combinan con alcohol. 

Muchas personas jóvenes consumen varias sustancias en una misma noche, sin medir los efectos cruzados. La mezcla de drogas depresoras, como el alcohol con benzodiacepinas, puede provocar un paro respiratorio.


Adultos de 30 a 50 años: el consumo oculto

Cuando se habla de consumo de drogas, pocas veces se menciona a los adultos en su mediana edad, parece casi imposible (aunque paradojicamente, las personas sin hogar que vemos cada día más, comprendan este rango de edad).

Aquí el problema principal no son las drogas de fiesta, sino los opioides recetados, las benzodiacepinas y el alcohol. Son drogas que, en muchos casos, llegan a las personas de la mano de un médico.

Un ansiolítico para el estrés, un analgésico para un dolor crónico. Poco a poco, la dependencia se instala sin que nadie lo note.

Los opioides, en particular, han sido responsables de una crisis de salud pública en todo el mundo con la crisis del fentanilo, que aún no llega a Europa, pero estamos al borde de una crisis en cualquier momento.

Lo que empieza como un tratamiento legítimo para el dolor puede terminar en una adicción que es casi imposible de detener. 

Y cuando las recetas se acaban, muchas personas recurren al mercado negro, donde los medicamentos están adulterados con fentanilo, una sustancia extremadamente potente y letal en dosis pequeñas.


Personas mayores: un peligro silencioso

La vejez y las drogas parecen conceptos incompatibles, pero la realidad es que el abuso de sustancias en personas mayores es un problema creciente.

Uno de los mayores peligros en este grupo es la combinación de múltiples medicamentos. Muchos ancianos toman varias pastillas al día para controlar diferentes condiciones médicas. 

Si a eso se le suma el consumo de alcohol o de drogas mal recetadas, el riesgo de interacciones peligrosas es altísimo.

El abuso de benzodiacepinas, como el diazepam o el alprazolam, es muy común en personas mayores. Estas sustancias se recetan para la ansiedad y el insomnio, pero su uso prolongado genera dependencia y aumenta el riesgo de caídas, fracturas y deterioro cognitivo.

Otro problema es la falta de diagnóstico. Muchas veces, los médicos no detectan una adicción en una persona mayor porque los síntomas se confunden con el envejecimiento: confusión, problemas de memoria, fatiga.

El consumo de drogas en la vejez es una amenaza silenciosa, que muchas veces pasa desapercibida hasta que es demasiado tarde.

 

¿Hay drogas menos peligrosas que otras?

Una pregunta frecuente es si existen drogas menos dañinas. Y la respuesta es compleja.

No todas las sustancias afectan al organismo de la misma manera ni tienen el mismo potencial de adicción. Pero eso no significa que algunas sean "seguras".

La marihuana, por ejemplo, se considera menos peligrosa que la cocaína o la heroína. Pero su consumo habitual en adolescentes afecta el desarrollo cerebral y puede generar dependencia.

Las benzodiacepinas son recetadas por médicos, pero generan adicción si se usan por mucho tiempo.

El alcohol es legal, pero es una de las sustancias que más problemas de salud y muertes causa en el mundo.

En definitiva, más que hablar de drogas más o menos peligrosas, hay que entender que todas tienen consecuencias. El riesgo no solo está en la sustancia, sino en la frecuencia, la dosis, la edad y la vulnerabilidad de cada persona.

 

El consumo de drogas siempre tiene un precio, no lo pagues

Las drogas afectan a todas las edades, pero el impacto varía dependiendo de la etapa de la vida en la que se consuman. En la juventud, el peligro está en la vulnerabilidad del cerebro en desarrollo.

 En los adultos, el problema es la dependencia oculta en sustancias legales. En la vejez, los medicamentos mal administrados pueden ser tan peligrosos como cualquier droga ilícita.

El consumo de drogas nunca es inofensivo. Puede empezar como algo recreativo, medicinal o social, pero siempre hay un precio a pagar. Y muchas veces, cuando se nota el daño, ya es demasiado tarde.

Si piensas que un familiar puede estar pasando por una adicción, agenda una consulta con nosotros y comienza de una vez la rehabilitación de adicciones.