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Medicamentos más efectivos para dejar de beber

Si has llegado hasta aquí es porque, seguramente, tú o alguien cercano está buscando una salida al consumo de alcohol. 

Y sí, es posible que hayas escuchado hablar de medicamentos para dejar de beber, esas pastillas que prometen cortar de raíz el deseo o que hacen que el alcohol te siente fatal.

 ¿Pero funcionan de verdad? ¿Son la solución o solo un parche?

Lo primero que hay que tener claro es que sí existen fármacos aprobados para tratar el alcoholismo, y que en algunos casos pueden ser útiles, especialmente como apoyo en las primeras fases. 

Pero también hay mucha confusión y expectativas desmedidas. 

Mucha gente se imagina que te tomas una pastilla y ya está, se acabaron las ganas de beber. Spoiler: no funciona así.

Los medicamentos más conocidos son:
 

  • Naltrexona
     

  • Acamprosato
     

  • Disulfiram
     

  • Topiramato
     

  • Gabapentina
     

Aunque existen muchos medicamentos más.

Cada uno actúa de una manera distinta en el cuerpo, y la efectividad varía según la persona y su historia de consumo

Y eso es clave entenderlo: no hay una píldora mágica, ni una solución única. A continuación, os explico qué hace cada uno.

 


Lista de medicamentos aprobados para tratar el alcoholismo

Vamos al grano. Aquí tenéis una lista con los medicamentos que se utilizan habitualmente en el tratamiento del alcoholismo. Os explico qué hacen, cómo se toman y qué se puede esperar de cada uno.

1. Naltrexona

Es probablemente el más conocido. 

Lo que hace es bloquear los receptores de placer que se activan cuando bebes. Es decir, bebes una copa… y no sientes esa “chispa” que te engancha. 

En teoría, esto reduce las ganas de seguir bebiendo.

¿Funciona? En algunos casos, sí. Pero también hay quien la toma y sigue bebiendo igual. Depende mucho de la motivación de la persona.

2. Acamprosato

Este medicamento actúa sobre el cerebro para reducir la ansiedad y el malestar emocional que suele aparecer cuando uno deja de beber. 

Es más útil para mantener la abstinencia que para dejar de beber directamente.

3. Disulfiram (más conocido como Antabus)

Este sí que es radical. Si lo tomas y luego bebes alcohol, el cuerpo reacciona fatal: náuseas, vómitos, palpitaciones, sudores… 

Un horror. Es como un castigo químico que disuade a la gente de beber.

¿Problema? Hay que tomarlo todos los días y tener claro que si quieres saltártelo, puedes hacerlo, así que si no hay un compromiso firme o alguien que supervise… no sirve de mucho.

4. Topiramato y Gabapentina

Son anticonvulsivos que se usan fuera de su indicación original (lo que se llama “uso off-label”) y que han mostrado cierta eficacia para reducir el consumo de alcohol en algunos casos.

Conclusión: todos estos medicamentos pueden ser útiles como apoyo, pero ninguno va a funcionar si no hay un cambio real en la forma de pensar y enfrentarse al alcohol. Y de eso hablamos ahora.

Igualmente, ya hemos comparado estos y otros más populares 

 


¿Funcionan de verdad o solo ayudan un poco?

Aquí es donde viene la parte que no te cuentan en muchas webs oficiales: los medicamentos no curan el alcoholismo

Pueden ayudarte, sí, sobre todo al principio. Pero si esperas que una pastilla te quite las ganas de beber para siempre… vas listo.

Hay estudios, muchos, y lo que muestran es que la mayoría de estos fármacos tienen un efecto limitado, especialmente si se usan sin acompañamiento psicológico o sin trabajar las causas reales del consumo.

Además, el consumo de alcohol no es una simple adicción física. Es emocional, social y mental

Es la forma en la que mucha gente lidia con el estrés, con la ansiedad, con la tristeza… o con la vida misma. Por eso, tomarse una pastilla y seguir haciendo lo mismo de siempre no cambia nada.

 


Los efectos secundarios que nadie te cuenta

Y esto también hay que decirlo claro: los medicamentos tienen efectos secundarios. Algunos molestos, otros más serios. Os menciono algunos:
 

  • Naltrexona: Puede causar insomnio, ansiedad, dolor de cabeza, náuseas. No es ninguna maravilla.
     

  • Acamprosato: Diarrea, gases, fatiga, insomnio… todo un festival.
     

  • Disulfiram: Si bebes alcohol bajo sus efectos, puedes acabar en urgencias. Literalmente.
     

  • Topiramato: Mareos, hormigueo en manos y pies, problemas para concentrarse.
     

  • Gabapentina: Somnolencia, confusión, aturdimiento.
     

¿Compensa? A veces sí. Pero hay que valorar muy bien quién lo toma, para qué y durante cuánto tiempo. Y sobre todo, hay que tener claro que es un medio, no un fin.

 


La parte que siempre se olvida: lo psicológico

Aquí está la clave del asunto: dejar de beber no es solo dejar de beber.

Es reaprender a vivir, a pensar, a relacionarte contigo mismo y con los demás. 

Es entender por qué bebías, qué te daba el alcohol, qué tapabas con él. 

Porque si no haces ese trabajo, puedes dejar el alcohol… y engancharte a otra cosa. O volver a caer en cuanto vengan mal dadas.

Por eso, lo más importante no es el medicamento, sino el proceso de transformación personal. Y para eso, necesitas algo más que pastillas.

 


El método MMS: Mucho Mejor Sin alcohol y sin recaídas

Aquí es donde entra el Método MMS (Mucho Mejor Sin)

No es un milagro, pero es una terapia psicologica real. Es un proceso estructurado que no se basa en prohibirte el alcohol, ni en castigarte si recaes. 

Se basa en ayudarte a entenderte, cambiar tu relación con el alcohol desde la raíz y construir una vida sin necesidad de escapar.

En el programa de MuchoMejorSin.com, trabajamos con psicólogos especializados que entienden lo que hay detrás del consumo. No es un tratamiento médico, es un acompañamiento psicológico personalizado. Y eso marca toda la diferencia.

Tenemos programas que funcionan online, en tu propio horario, sin juzgarte, y que se adaptan a tu realidad. 

Porque sabemos que no todo el mundo puede meterse en una clínica o dejarlo todo de golpe. Este método es más humano, más eficaz… y sobre todo, más duradero.

 


¿Medicamentos o terapia? Lo que realmente funciona

La pregunta del millón: ¿pastillas o terapia?

La respuesta: Depende. Pero si tienes que elegir, elige la terapia.

Las estadísticas lo dejan claro: las personas que combinan intervención psicológica con apoyo médico tienen más éxito a largo plazo que quienes solo toman medicamentos. 

Y, sinceramente, muchos ni siquiera necesitan los fármacos si el trabajo emocional es profundo.

No se trata de dejar de beber por miedo o por castigo. 

Se trata de no necesitar el alcohol para vivir bien. Y eso se consigue con herramientas mentales, con autoconocimiento, con un entorno de apoyo.

 


¿Cuál es la mejor forma de empezar a dejar el alcohol?

No hay un camino único, pero sí una verdad: empezar es lo importante.
 

  • Si sientes que el alcohol está controlando tu vida, da igual si bebes mucho o poco, si es cada día o solo los fines de semana. 

    El primer paso es reconocerlo sin culpa.
     

  • El segundo paso es buscar ayuda real. Y real no significa que te receten algo y ya está. Significa que te escuchen, que te entiendan, que te acompañen.
     

Si quieres hacerlo bien, de forma seria pero a tu ritmo, con alguien que sepa lo que hay detrás del alcohol, dale un vistazo a MuchoMejorSin.com

Allí tienes toda la información sobre el Método MMS, testimonios reales y la posibilidad de empezar sin dar explicaciones a nadie.

Porque sí, se puede dejar el alcohol. Y cuando lo haces desde dentro, sin forzarte, sin miedo, sin esconderte… es mucho mejor.


 

Conclusión

Hay medicamentos para dejar de beber, sí. Y pueden ayudarte. 

Pero lo que de verdad cambia tu vida es cambiar tú. Entender por qué bebías, qué quieres ahora, y cómo construir esa nueva versión de ti.

El Método MMS está pensado precisamente para eso. 

No para obligarte, ni juzgarte, ni medicalizarte. Sino para ayudarte a transformar tu relación con el alcohol de forma definitiva y natural.

👉 Si estás listo para empezar de verdad, aquí tienes cómo hacerlo.

Nosotros ya hemos ayudado a muchos. Ahora te toca a ti.